La venta de plantas medicinales en las farmacias de la Comunidad Valenciana alcanzó en 1998 la cifra de 2.169.000 envases, según un estudio del Colegio de Farmacéuticos de Valencia, que refleja que cada valenciano gastó el año pasado 400 pesetas en fitoterapia. Aunque el consumo de este tipo de productos es muy inferior al de otros países como Alemania, el año pasado creció un 34% con respecto a 1997, sin un descenso paralelo del consumo de medicamentos sintéticos. Los expertos atribuyen este auge de la fitoterapia (el remedio más antiguo contra determinadas enfermedades) a una vuelta a «lo natural». Se trata, según los médicos naturistas y los biólogos de un bien «renovable y no contaminante» y una alternativa más económica que los fármacos de síntesis, cuyos efectos secundarios preocupan a los usuarios. En España, el 30% de los productos elaborados con plantas medicinales se distribuye a través de las farmacias, y el resto en herbolarios y superficies comerciales. Sólo los que llegan a las boticas han pasado los controles sanitarios exigibles para su venta como producto medicinal. El efecto del medicamentazo, dicen los expertos, ha empujado a los pensionistas a recurrir a la fitoterapia.